Una construcción sensible de la memoria colectiva
“El registro afectivo siempre trae información sutil e inefable, que deviene hasta artística, y pulsa a otros a ver y sentir. Despierta y recuerda. Una propuesta de Registro afectivo ha vuelto a quienes habitan cronistas y agentes de relevo, anunciando tiempos, juegos, estudios, reuniones, andares y más”. Con estas palabras de Natalia Kerbabian damos por terminada la iniciativa Registro afectivo de mi ciudad, que realizamos para contribuir al cuidado de la identidad y la memoria colectiva de distintos barrios de Argentina, en el marco del Programa Público de la exhibición Ciudades. Sueño y Distopía.
A lo largo de dos semanas, las redes del Centro Cultural Kirchner en conjunto con Ilustro para no olvidar recibieron fotografías, ilustraciones y hasta videos de los espacios más amados de cada barrio de la comunidad. Bajo el hashtag #mesientobienacá, recorrimos juntos edificios, estaciones de tren, parques, monumentos y casas de todo el país, que reúnen recuerdos y anécdotas de cada uno de los usuarios que participaron. Desde Villa Ballester hasta Necochea, pasando por Morón y Villa Adelina, recolectamos imágenes de todos los que se sumaron a la propuesta. “Quien habita su gran hogar, su mapa y huella, suele observar de manera espontánea y única formas de registros sensibles que, si bien luego son nombrados ‘dibujo’, ‘fotografía’, ‘poesía’, ‘video’, antes siempre son únicos, pues llevan la interpretación irrepetible de cada individuo. Un ADN. Y así, sin embargo, construye esa memoria colectiva”, reflexiona Kerbabian.
Con el foco puesto en el cuidado del patrimonio nacional, la actividad buscó difundir y revalorizar los diversos espacios que habitamos día a día y que en muchos casos se encuentran en peligro debido al avance de construcciones edilicias y negocios inmobiliarios. ¿Se puede construir un futuro si no tenemos en cuenta nuestro pasado? La arquitecta Natalia Kerbabian registra, difunde y denuncia el estado actual del patrimonio edilicio de la ciudad de Buenos Aires que se encuentra en riesgo. Alrededor de nuestras calles se esconden historias que nos cuentan más sobre la identidad de nuestro barrio, de las personas que lo habitaron y del modo en que lo vivieron.
¿Qué es el patrimonio para vos? ¿Qué tiene de especial y peculiar tu lugar, pueblo, ciudad? ¿Qué miras cuando caminas? ¿En qué calles o espacios verdes te sentís bien cuando estás en el espacio público? ¿Cómo dialogas con tu barrio? ¿Hacés actividades en comunidad? Estas fueron algunas de las preguntas que funcionaron como disparador y guía en todo este proceso. “El valor que existe entre los paisajes y quienes lo habitan, en sus formas, pensamientos y tiempos manifestados en él, les interpela. Esa muestra espontánea de estima y resguardo por lo propio e identitario surge por necesidad interna de ser. Nadie convence a nadie, es una acción casi orgánica. ¿Por qué?”, se pregunta la arquitecta.
Agradecemos a toda la comunidad que participó, y a Natalia Kerbabian por planificar esta actividad juntos.